Foto Reuters
Agencia Efe. La nueva tumba de Tutankamón, si se la puede llamar así, no posee nombre oficial, claro (pongamos KV 62 bis), aunque el letrero, en un simpático acto de verismo, lo ha hecho el mismo artesano que confeccionó el de la auténtica (y las otras del Valle de los Reyes). El facsímil no está en el mismo Valle sino en su entrada frente a El Taref y muy adecuadamente a veinte pasos de la antigua casa de Carter, convertida desde hace años en museo y con la que a partir de ahora compone un polo de atracción cultural muy interesante.
Fundida con el paisaje desértico, la tumba –cuyo acto de inauguración oficial incluyó una auténtica rogativa general para la vuelta del turismo- arroja una imagen muy romántica y transpira autenticidad. El acceso es más fácil que en la de verdad (que sigue siendo visitable, lo que invita a comparar ambas); no hay escaleras sino una corta rampa poco empinada que introduce al visitante, a través de un pasillo, en la antecámara. La reja de la entrada es igual que las auténticas del Valle.
El facsímil ha sido creado por la empresa Factum Arte de Madrid, puntera en la realización de copias exactas de grandes obras artísticas, mientras que la construcción arquitectónica en buena parte subterránea que lo acoge la ha realizado el Tarek Waly Center de El Cairo. En realidad, el facsímil, esto es la reproducción milimétricamente idéntica (a la micra), es solo la cámara funeraria de la tumba, con las pinturas y el gran sarcófago de cuarcita rojo. El resto (la entrada, la antecámara, el anexo y la pequeña habitación denominada tesoro) son recreaciones aproximadas para rodear con propiedad al facsímil y se ha hecho un esfuerzo para, por ejemplo, que las paredes tengan un aspecto de picado como el de la piedra de las tumbas del valle, aunque no son de roca. En la antecámara se ha instalado una exposición (con textos de Jaromir Malek y Nicholas Reeves) sobre el hallazgo y la investigación de Carter, y en el anexo un facsímil de la pintura perdida al romper los descubridores la pared para acceder a la cámara funeraria, y una muestra muy elocuente de los daños actuales en la tumba original.